viernes, 1 de enero de 2010
Me respiración se agitó y mi corazón se detuvo. Mi mente quedó en blanco y mis ojos se cerraron.
No quería ver aquello. No quería verla… a ella de ese modo. Una asesina.
No, ella no lo era, no podía ser una asesina. Pero si no era una asesina… ¿Por qué quería que me maten?
-Mel…- susurré aún con los ojos cerrados.
Mi Mel quería verme muerto. No, ella no seria capaz. En todo caso, ¿Por qué corría hacia acá con una daga en la mano? Sus pisadas se oían cada vez mas cerca, esperé que la daga me tocara, me atravesara y me matara. Pero nada sucedía, solo se oían pisadas.
El tigre comenzó a arrastrarme de nuevo. Abrí los ojos sorprendido de seguir vivo. Observe el bosque buscando a Melisa, pero no estaba. Mire todo lo que se encontraba a mí alrededor. Pero Mel no estaba.
-Suéltalo- me sobresalté al escuchar esa voz ronca.
El tigre continuó caminando sin importarle lo que aquella voz decía.
-¡Suéltalo!- el gritó me aturdió, el tigre se quedo petrificado, los árboles se movieron hacia atrás como si una ráfaga de viento los hubiera empujado a todos.
La sombra del tigre se comenzó a deformar, estirándose, creciendo, hasta que optó la forma de un ser humano.
-Melisa, sabes que no deberías estar acá- murmuró la misma voz que había escuchado esa tarde.
-Quiero que lo sueltes- el tono de Mel se relajo, por eso la reconocí. Nunca antes la había escuchado tan enojada.
-Después de lo que hizo tú…
-Suéltalo- interrumpió Mel-. No quiero hacerte daño, Madre.
¿Madre? Nunca había conocido perfectamente la familia de Melisa como para saber que su madre era un druida. Un millón de preguntas acudieron a mi mente con este nuevo dato.
¿Por qué nadie me dijo que Mel estaba viva? ¿Por qué la madre de Mel quería matarme? ¿A dónde quería llevarme? ¿Por que Mel no quiso volver con migo? ¿Por qué dejó que me llevaran a la muerte? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
La respuesta de todo eso era obvia… demasiado obvia.
Melisa ya no me amaba.
-No…- Susurró Melisa y comenzó a negar con la cabeza-. ¡Tú no me amas!
Me quede petrificado. ¿Qué hacia ella mirando mis pensamientos?
-Es algo involuntario…- comenzó pero luego se dio cuenta que se estaba desviando del tema original-. No digas… si no sabes.
-Querías que me maten…- murmuré.
-Querías remplazarme- contraatacó. Su tono duro lleno de ira me dejo sin palabras.
-¡No fue mi culpa!- mi mente estaba a punto de estallar-. ¿Podrías soltarme?- la madre de Mel tenia la mirada clavada en Melisa y no me presto la mas minima atención. Me zafé de su mano sin mucho esfuerzo, ahora estaba lleno de ira.
-¡Claro que si lo fue!- me gritó Mel.
-¡Y mira quien habla de culpa!- le acusé-. Por tu culpa casi me suicido. Por tu culpa casi me matan. Por tu culpa…
-¡Cállate!
Se notaba su batalla para contener el llanto, pero perdió. Las lágrimas descendieron de sus mejillas hasta caer frente a mí.
-Mel…- no sabia que decirle.
Ella estaba llorando por mi culpa, todo por mi culpa.
-Si no me quieres acá… ¿por que me llamabas?- Su voz era un susurro ahora.
-Mel yo si te quie…
-¡¿Por qué me llamabas?!- Mientras gritaba levantó la cabeza y quedo frente a mí. Observándome fijamente a los ojos.
Una gota cayó sobre mi mejilla, otra en mi nariz, y luego se desató una tormenta.
Las lágrimas que descendían de sus ojos eran como dagas que caían en mi pecho.
-¿Por que… dijiste que me amabas si no era cierto? ¿Por qué besaste a Fiona? ¿Por qué no me extrañabas? ¿Por qué no sufriste por mí? ¿Por qué…?- su voz se quebró-. ¿Por qué ya no me amas?
Mis pulmones no encontraban aire, mi corazón no encontraba sangre, mis ojos no encontraban la luz, y mis pensamientos no encontraban nada coherente.
-Mel…- mi voz apenas fue audible-. Te amo mas que nada en el mundo…
Ella comenzó a negar con la cabeza.
-¿Queres respuestas? Yo te las doy- mi voz era débil por el nudo de mi garganta-. Te dije que te amaba porque si era cierto. No besé a Fiona, ella me besó a mí. Te extrañaba demasiado… desde que te fuiste pensé haber perdido el corazón. Sufrí tanto por ti que intenté suicidarme, Mel. Y nunca dejaré de amarte. Se ve que todas las veces que te lo dije no fueron suficientes. Te amo.
Melisa me observaba con sus ojos color miel fijamente, sin parpadear. Recuperé mi mente y encontré a Mel tratando de buscar falsedad en mis palabras.
La lluvia nos empapó mientras nos mirábamos fijamente. Sin darme cuenta me había acercado más a ella y ella más a mí. Sus labios se abrieron pretendiendo decir algo, pero luego los cerró.
Nuestros rostros quedaron a pocos centímetros del otro…
-Yo también te amo- susurró Mel.
Sus labios tocaron los míos dando una extraña ráfaga a mi cuerpo. Sus labios se movieron y yo los acompañé en una extraña danza. Hasta que reaccioné.
Mel estaba viva. Me seguía amando. Y nos estábamos besando bajo la lluvia.
K capitulaazooo!!! *.*
Me ha ENCANTADOOO!!!! =D=D=D
K XUUULOOOO!! ^^
Y k boniiitooo!! *.*
Fuueee taaan tiiernoo!! ^^
Postea pronto porfa! Kiero saber k pasa! ^^
Chaao! Besos!
de verdad, amo tu historia, y desearia que postearas mas seguido:S
Entra dentro de mis 3 favoritas:D
y ya vote por ti :D
Jaja de paso te digo que cree un nuevo blog y me gustaria que te pasaras, es:
http://quilandclairestory.blogspot.com/
Gracias!!