domingo, 10 de enero de 2010
-¿Cuánto nos queda?- le pregunté a Mel mientras caminábamos por la playa, (nuestra playa) bajo la luz de la luna. Ella contó mentalmente y luego dijo:
-2 días, creo. Sin contar hoy, claro. Coincidencia que también ese día empieza la escuela ¿no?
¿La escuela? ¿Tenia que ir a la escuela? Me había olvidado completamente de ese lugar durante estas vacaciones, no creí que faltara tan poco para que terminaran. Pero yo no podía ir a la escuela, tenía una misión por cumplir. No podían obligarme a ir ¿no? Seria una escusa perfecta “Mamá, Papá, no voy a ir a la escuela porque pasare el resto de mi vida combatiendo el mal y salvando al mundo de ser destruido”. Melisa se rió
-Max, vamos a tener que ir a la escuela- su tono era de burla, como si dijera algo obvio.
-¿Por qué?- mi voz era un susurro. Ella se detuvo y giró para mirarme a la cara.
-Tenemos que fingir ser gente normal. Sino la gente comenzara a sospechar y nos meteremos en buenos líos. No querrás eso ¿o si?- negué con la cabeza-. Entonces será mejor que compres libros, y todo eso.
-¿Y tu que?- ella me sonrió.
-Ya tengo todo- su sonrisa se desvaneció de repente y cerró la boca tan fuerte que sus dientes chasquearon-. Maldita sea- murmuró.
-¿Qué…?- comencé, pero un ruido raro comenzó a sonar detrás de mi espalda, en el bosque. Volteé lentamente y me aferré a la mano de Melisa, esta estaba por echar a correr en dirección al sonido, pero mi mano se lo impedía.
-Max, déjame- me pidió Mel-. Tengo que detenerlos, te van a matar- esas ultimas 4 palabras no eran una suposición, ni una pregunta, era algo que iba a suceder si o si.
Si escapaba, me matarían. Si dejaba ir a Mel la matarían a ella y después a mí. Si iba yo en vez de Mel me matarían más rápido. Pero no elegí ninguna de esas opciones, solamente me quede firme, sin mover un músculo, sin saber que iba a pasar dentro de los próximos segundos, sin saber que esperar.
Entre los árboles comenzó a sentirse un llanto desesperado y alguien corriendo.
-¡MAX!- gritó una voz ronca pero entendible, su tono era de depresión, tristeza y culpa-. ¡Max! ¡¿Dónde estas?!
¿Merlina? ¿Qué hacia acá? ¿Por qué lloraba? ¿Por qué corría?
-Estoy…- estaba por gritarle.
-No- me interrumpió Mel.
-Ella me ayudó a escapar.
-Es una de ellos.
-Pero quiere ayudarnos, Mel, ¿es que no lo ves?- ella miraba el bosque y luego a mi, de nuevo al bosque, y asintió.
-¡Estoy aquí!- grité.
Mel y yo esperamos en silencio, ella estaba demasiado concentrada, supuse que estaba haciendo algún poder, pero no sabia cual.
La respiración agitada de Mer y su llanto se acercaron, luego de unos segundos apareció entre los árboles.
Me observó y me sonrió, intenté devolverle la sonrisa pero ella ya no me miraba a mí. Sus ojos marrones miraban a Melisa de arriba abajo, luego me miraba a mí, y de nuevo el mismo recorrido.
-No entiendo- susurró mientras se ponía las manos en la cabeza y caía sobre el suelo.
-Mel nunca murió- le expliqué, ella volvió a hacer el mismo recorrido con la vista.
-El funeral…- negó con la cabeza sin comprender nada.
-No era el funeral de ella.
-¿Y por que tu… ibas a suicidarte?- en sus ojos iban apareciendo lagrimas involuntarias.
-Porque en ese momento pensé que ella estaba muerta.
-Pero…- un crujido de árboles proveniente del bosque le interrumpió, todos miramos hacia allí.
Luciana apareció entre los árboles y su mirada era llena de rabia, ira fluía a su alrededor, era como un aura que advertía peligro.
Merlina se incorporó y se coloco en mi costado derecho, ya que en el lado izquierdo tenia a Mel aferrada a mi mano.
-Debemos escapar- susurró Mel lo suficientemente bajo como para que solo nosotros dos la escucháramos.
En mi campo de visión logre ver algo brilloso en las manos de Merlina, miré con rapidez y volví de nuevo a mirar adelante. Fuego fluía de las manos de Mer, se estaba preparando para atacar.
El agua de la playa comenzó a moverse con más rapidez y salvajismo. Parecía una tormenta en el agua, ya que la noche estaba calida y sin lluvias. Del agua comenzaron a crecer grandes olas y a caer. Luciana sonrió malévolamente y sus manos se movieron hacia arriba con rapidez y luego a la izquierda, mientras ella hacia eso una enorme ola creció y casi cae sobre nosotros. Ella quería ahogarnos.
Entre los árboles llego una especie de humo negro como el carbón y se expandió junto a Luciana, allí apareció un muchacho de pelo negro y musculoso, Walter. De la copa de un árbol cayó Camila y se colocó del otro lado de Luciana. Otro muchacho, supuse que era Pablo, caminó entre los árboles hasta colocarse junto Camila. Y, por ultimo, Natalia, la cual sacudió los árboles con una ráfaga de viento y se colocó junto Walter. Todos nos observaban con ira.
Me pareció extraño no ver a Sol allí. Talvez ellos no la dejaron venir por miedo que venga a nuestro lado.
-Debemos escapar- repitió de nuevo Mel en otro susurro-. No hay tiempo.
Ooooh!!!!!! =O
Aaaaay!!! K mieedoooo!!!!!!! O.O
Me dejaste =O Boquiabierta y con el corazon latiendome a 1000 x horaa!! O mááás!!!
Espero k consigan huir y k no les pase nadaaaa!!!!!! =O
X dioos! K capi mas EMOCIONANTEEE!!!! =D
Postea pronto plisss!!!
Me tienes intrigadiiiiisiiiiimaaaaa!!
Chaao! Besos!