miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cap 7: Culpa

Relatado por Maximiliano:

La mujer que amaba ya no estaba en ese cuerpo, en ese cadáver que se encontraba tirado en el piso. ¿Qué fue lo último que ella vio? ¿Su novio besando a una mujer que ella odiaba? ¿Mi rostro horrorizado y con una mano marcada? Toque el sitio donde tenia la marca de su mano y sentí un dolor, pero no por el golpe, sino por la razón de ese golpe. Ella había juntado toda su rabia para levantarse de esa camilla y pegarme a mí, por mi error, y a Fiona, para sacarse las ganas que tenia de pegarle.
Me quede paralizado por algunos minutos, mirando cuando los médicos revisaban ese cuerpo, cuyo corazón no latía, y cuyos pulmones no buscaban aire. Ella ya no tenia vida, no tenia pensamientos, no tenía sentimientos. Lo intente una y otra vez buscar signos de vida con mis dones, pero su cuerpo no emitía sonido alguno.
Sentía una mano sobre mi brazo, tirandome hacia la salida, pero yo no me movía, era como una roca firme, muy firme.
Ya nada en este maldito mundo tenia sentido para mí. Absolutamente nada.
Mi mente no comprendía lo que acababa de suceder. Yo no comprendía como había podido dejar que ella muera.
De repente volví a escuchar todo de nuevo. Mi estado de shock había pasado. Me di cuenta que tenia lagrimas por las mejillas, y otras saliendo de los ojos.
Gire la cabeza para ver quien estaba tirando de mi, y me sorprendí al ver 3 médicos empujándome para que salga. Caminé hacia la puerta sin mirar atrás, sin mirar el rostro muerto de Melisa. Llegue al pasillo y me senté en una de las sillas de los costados.
¿Ella había llegado a escucharme? ¿Escucho que la amaba? Y si escucho, ¿me creería? ¿Ella también me seguía amando? ¿O ya no me amaba más? ¿Qué pasaba si yo terminaba la misión? ¿Podía yo terminar la misión sin ella? ¿La revivirían? Es una posibilidad pero no hay que tener esperanzas. Estas preguntas me consumirán el resto de mi vida, sin ninguna respuesta.
Los médicos salieron de la habitación, mirando para todos lados. Algo se les perdió. Escuche por los parlantes de las paredes lo que una mujer decía “Paciente perdido, cierren puertas y ventanas. Repito, un paciente desapareció” No me quede a verificar que paciente era, no me sentía con ánimos.
Camine hacia la puerta del hospital mientras las lágrimas seguían cayendo de mis ojos. Algunas personas que caminaban junto a mi me miraban con rostro preocupado, pero ninguna se ofreció a ayudarme, por suerte.
¿Cuánto faltaba para que empiece la misión? Quería terminarla y morirme de una vez. 1 semana más, creo. Cuanto antes mejor.
Una oleada de pánico me ataco cuando me acorde de Joaquín, el primo de Melisa, su aroma estaba aquí, ¿Qué hacia el aquí? ¡Cierto! Su familia no sabía nada sobre su muerte. ¿Cómo les iba a decir? ¿Se lo tendría que decir yo? Talvez llamen a su casa y les avisen los médicos. Si yo se los decía me iba a sentir demasiado culpable, pero al no decirles nada también la culpa se apoderaría de mi.
Aguce la vista y llegué a notar un brillo en sus mejillas… lagrimas. ¿Ya les habían dicho? Espero que si, no quería sentirme mas culpable de lo que me sentía ahora.
“Fallaste” Me dijo una voz
-¿Eh?- Alguna gente me miraba como si fuera un loco que hablaba solo, talvez si estaba loco.
“Rompiste tu promesa” ¿Promesa? ¡Oh, no! No, no y no. No fue mi culpa, yo no la mate.
“¿Recuerdas de que promesa hablo?” Asentí, me sentí medio idiota hablando con un producto de mi culpa “Creo que deberías suicidarte, yo haría eso, no aguantaría con la culpa de que mate a la mujer que mas amo en el mundo, ¿tu si?” Negué con la cabeza. “Entonces entra en ese callejón”
Mire hacia delante y vi el callejón, me acerque a este sin pensarlo demasiado, total esa voz era parte de mi, si ese parte de mi decía que me debía suicidar yo debía hacerlo. Me senté contra la pared del callejón y alguien arrojó algo hacia mí.
“Levanta el arma” Me ordenó la voz. Busque el arma con la vista y la agarre. “Colócala en tu cabeza” Hice lo que la voz me decía. “Ahora, dispara” Un dolor intenso empezó a crecer en mi, las lagrimas salían mas rápido, y no pude aguantar un grito por la culpa que sentía. Golpee una mano contra la pared de ladrillo que había detrás de mi y esta se quebró, pero no se derrumbó. “No te preocupes. Será rápido. Disparas y te olvidaras absolutamente de todo; no mas culpa, no mas amor perdido, no mas sufrimiento”
-¿Y si no quiero olvidar?- Le pregunte con tono duro, de nuevo me sentí un idiota, ¿pero que tenia de malo ser idiota cuando estas a punto de morir?
“En ese caso no te preocupes, todo quedara en tu mente, si eso quieres. Dormirás siempre con los mismos sueños”
Me prepare para sentir la bala entrar por mis sesos. Pero escuche una voz que decía; “¡No! ¡MAXIMILIANO!” Talvez ya había muerto y estaba yendo con Melisa.
No, no había muerto, esa voz no era de Mel y todavía sentía el arma sobre mi mano y el dedo a punto de disparar. ¿Disparo? ¿No disparo? “¡Dispara!” Me ordenó la voz malévola de mi cabeza.
-¡MAX! ¡No lo hagas! ¿Max? ¡¿Dónde estas?! ¡No te veo!- La voz femenil que hablaba me parecía familiar, pero no lo suficiente como para bajar el arma.
“Dispara de una maldita vez”
Una silueta apareció en la parte iluminada del callejón.
-¿Maximiliano?- Me llamó. Algo brillante salio de su bolsillo, me cegó al apuntarme con el. La mujer soltó un grito ahogado al verme con el arma- M… Max-x- Tartamudeó- Suelta el… arma- Se fue acercando mas y mas, pero en vez de hacer lo que esa voz gentil me decía sujete el arma con mas fuerza- Max, por favor…- Ahora parecía suplicarme que no me mate.
-¿Quién eres?- Le pregunté, se quedó paralizada a pocos metros de mi. No me había dado cuenta, pero la estaba apuntando con el arma.
-Max, soy Merlina- ¿Merlina?, aguarde a ver si me daba mas información- Soy la amiga de Luciana… ¿Sabes quien es Luciana, no?- Asentí – Todos te están buscando, Max, incluso la familia de Mel…- Puse una mueca de dolor al escuchar su nombre- Lo siento – Se disculpó. Por favor Max, suelta el arma, tu no quieres matarme ¿O si?
Me quede mirándola. Era verdad, yo no quería matarla, algo en ella me hacia acordar a Melisa, talvez sus ojos, su boca o su nariz. Pero el caso era que yo no quería matarla… En tal caso ¿Por qué la apuntaba con el arma? Baje el arma y apunte al suelo.
-Suelta el arma, Max.- Me pidió
Mire mi mano con el arma todavía en ella. ¿Por qué no soltaba el arma? Porque no la tenía que matar a ella, tenía que matarme a mí. ¿Y porque no me apuntaba a mi mismo? “¿Le tienes miedo a la muerte? ¿Es eso?” Se burló la voz en mi cabeza “No. No le tengo miedo a la muerte. Tengo miedo de no ver ese rostro nunca mas” Le respondí mirando a Merlina. La voz no supo que responderme.
Solté el arma y me levanté mientras me secaba las lágrimas de mi mejilla.
Me acerqué a Merlina, y su rostro me hizo llorar de nuevo. Ella me abrazó y yo le devolví el abrazo.
-Tranquilo, Max- Me pidió- Donde quiera que este Mel va a estar bien.
-Lo se, lo se. Pero eso no es lo que me preocupa en este momento…

1 Comment:

  1. paurro (: said...
    hola! Saludos desde el blog Paulina Anderson. Agradesco mucho la critica que me diste y yo vine a hacerte una, eres magnifica. Continua escribiendo y nunca te rindas para lograr lo que propones. Eres una gran escritora y enserio que lo que me dijiste me ayudo a mejorar por eso te digo, GRACIAS! Descgraciadamente no tengo la misma suerte que tu asi que cerrare mi blog aqui un link para que veas bien lo que paso

    http://eldiariodemividanumero1.blogspot.com/2009/12/importante.html

    Pero como te dije no me rendire y mientras lo elimino creare una historia nueva pero no cometere los mismos errores sino que unos nuevos hasta lograr tener toda la experiencia que pueda. Mucho gusto y si deseas que te havice cuando abra el nuevo blog porfavor comenta como lo indique en la noticia y el mismo dia de abrirlo lo hare para que me puedas seguir dando lo que yo cuento como una importante critica, gracias por que llegaste a leerme atte: Paulina a.k.a paurro

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